No a la Ley Sinde

sábado, 31 de julio de 2010

Nacionalismo y Educación



Imaginemos la escena siguiente: llega un niño de un Colegio público a su casa y cuenta a su padre que el día le ha ido muy bien, que el profesor de Ciencias Sociales le ha enseñado muchísimas cosas, cosas como que el Mercado esclaviza a los seres humanos y que es el principal responsable de todas las calamidades surgidas en el Universo-mundo, que sólo una dictadura del proletariado podría establecer cierto orden en el caos que el Capitalismo ha creado y en el cual nos encontramos sumidos; o al revés: el mismo niño llega y habla a su padre de que el profesor de Historia le ha explicado perfectamente cómo el Mercado es un regulador "natural" al que hay que conceder libertad absoluta en los Estados con el fin de que todos los ciudadanos puedan, si se diera el caso, alcanzar el bienestar social, eso sí, siempre y cuando éstos entiendan que para obtener ganancias hay que producir bajo las condiciones establecidas por las magnánimas y sobre todo libérrimas empresas, etc. etc. Es de suponer que cualquier padre en su sano juicio acudiría de inmediato al Centro educativo y pediría al director "explicaciones por la descarada manipulación y adoctrinamiento del que es víctima mi hijo"... pues quejas sí, pero según qué doctrinas.

Hace ya tiempo observo que la única ideología tolerada por la ciudadanía en los centros educativos públicos (aquellos pagados por todos) es la ideología nacionalista, quizá porque su ideario suele confundirse con el paisaje y no con el paisanaje o porque suelen apelar a los sentimientos más confusos jamás experimentados por el hombre: el "amor a la patria", un amor tan difícil de explicar como de defender con argumentos de peso. Sea como fuere, el hecho es preocupante por muchos motivos: porque nuestra sociedad se compone de personas de todos los lugares; porque la tierra es de quien se la trabaja, no de quien nace en ella; porque todos hemos sido emigrantes alguna vez, porque lo seremos mientras vivamos; porque se avanza en sociedad igualando derechos, no remarcando las diferencias; etc. Y finalmente, porque educar en cualquier ideología es subestimar la inteligencia del educando, dar por establecida la incapacidad del neófito para el pensamiento crítico y propio.

Esperemos que la situación cambie algún día a mejor con el esfuerzo de todos los que no poseemos algún interés en que las cosas sigan como están; mientras tanto, siempre es bueno releer las bellas palabras que el médico y escritor inglés del Siglo XVII, Sir Thomas Browne, escribió sobre el tema:

"No siento en mí esas aversiones corrientes que puedo descubrir en otros. Esas repugnancias nacionales no me afectan, y no miro con prejuicio a los franceses, italianos, españoles u holandeses; sino que allí donde sus actos me parecen equilibrados con los de mis compatriotas, los honro, quiero y abrazo en igual medida. Yo nací en el octavo clima, pero parezco construido y estrellado de acuerdo con todos; no soy planta que no prosperará fuera de un jardín; todos los lugares, todos los aires forman para mí un solo país: estoy en Inglaterra en todas partes y bajo cualquier meridiano. Yo he naufragado, sin embargo no soy enemigo del mar o los vientos; puedo estudiar, jugar o dormir en medio de una tempestad. En suma, no soy contrario a nada: mi conciencia me daría el mentís si dijera que detesto u odio de manera absoluta ninguna esencia a excepción del Diablo; o que al menos aborrezco algo tanto como para que no pudiéramos llegar a un compromiso". Amén.




BIBLIOGRAFÍA:


Para el que quiera profundizar en el tema recomiendo Diccionario del ciudadano sin miedo a saber de Fernando Savater (ed. Ariel) o Identidades asesinas de Amín Maalouf (ed. Alianza).

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