No a la Ley Sinde

viernes, 4 de noviembre de 2011

ETSI DEUS NON DARETUR




"Es conveniente tentar a los dioses, cuanto más a menudo
mejor, y no dejarlos en paz ni un momento. Duermen demasiado
y dejan al ser humano solo en la balsa de sus hermanos moribundos."
 
ELIAS CANETTI, La provincia del hombre




Tengo la extraña teoría -no por ello incierta- de que a través de Jorge Luis Borges se puede acceder a casi todos los saberes profesados por el hombre; por supuesto, la religión no es una excepción a esta regla. Recuerdo muy a menudo su definición de fe católica: "conjunto de imaginaciones hebreas supeditadas a Platón y a Aristóteles". Creo no haber leído nunca una mejor, ni tan siquiera la escrita por San Pablo, aquella que recogerá tiempo después Dante Alighieri en su Divina Comedia.

Nunca he entendido cómo a pesar de que se puede detectar a la perfección la simiente de una idea religiosa siempre hay quien insiste en seguir creyendo en ella con la ciega pasión de la fe, sobre todo, cuando su origen apunta a una indudable autoría humana. Es muy posible que los religiosos más avezados apunten aquí que las ideas son las que son por mandato divino, es decir, que Platón sirvió a la Providencia por medio de San Agustín; y Aristóteles lo hizo por medio de Santo Tomás de Aquino. Afirmar esto último equivale a justificar los crímenes cometidos por la Iglesia en nombre de Dios, puesto que no fue en absoluto fácil dar cada uno de los pasos que se dieron, pero ¿en qué consisten esas creencias? ¿En qué creen los que creen? Es muy difícil responder a la pregunta, sin embargo hay quien ha sintetizado el asunto.

Según Bertrand Russell todo cristiano debe creer al menos en tres cuestiones: 1. Debe creer en Dios; 2. Debe creer en la inmortalidad de las almas; y 3. Debe estar convencido de que Cristo es el mejor de los hombres o, al menos, el más sabio de cuantos hayan existido. Partamos de estas tres afirmaciones.

DIOS
 
Siempre me ha impactado aquella declaración que aparecía en Los Hermanos Karamazov de Dostoievski donde se afirmaba que sin Dios "todo está permitido", sobre todo teniendo en cuenta que es la aparición de Dios la que hace posible cualquier otro suceso en el plano de la realidad por irreal que éste sea: los milagros son el mejor exponente de ello. El filósofo David Hume es tajante en este sentido y describe magistralmente el proceso que guía a los milagreros y a los creyentes en general a partir de emociones de asombro y sorpresa: "Un beato puede ser un entusiasta e imaginar que ve lo que de hecho no tiene realidad. Puede saber que su narración es falsa, y, sin embargo, perseverar en ella con las mejores intenciones del mundo para promover tan sagrada causa, o incluso cuando no caiga en esta ilusión, la vanidad, movida por una tentación tan fuerte, opera sobre él con mayor fuerza que sobre el resto de la humanidad en cualquier circunstancia, y su interés propio con la misma fuerza. Sus oyentes pueden no tener suficiente juicio para criticar su testimonio. Por principio renuncian a la capacidad que pudieran tener en estos temas sublimes y misteriosos. O incluso si estuvieran muy dispuestos a emplearla, la pasión y una imaginación calenturienta impiden la regularidad de sus operaciones. Su credibilidad aumenta su osadía. Y su osadía se impone a su credulidad."

Por otro lado, y volviendo a Dostoievski, es cierto que en el fragmento citado no hacía sino reafirmar el carácter ético -o moral si se prefiere- de las religiones; pero ni tan siquiera desde el punto de vista ético se puede uno agarrar a un asidero consistente ante la idea de Dios porque hasta donde sé la Biblia sufre de contradicciones continuas. Pongámonos en el lugar de los que creen: el problema no está en que Dios "dejara" un libro explicitando sus deseos; el problema reside en que nunca ha hablado ni dado muestras de vida y, por tanto, sus deseos -si es que los tiene- pueden ser siempre interpretados a voluntad del lector o del creyente. De ahí que toda teología no sea más que pura metafísica del ruido. Y es que como afirmó el poeta Shelley "Dios es una hipótesis y, como tal, requiere prueba". Hecho en el que los creyentes nunca insisten; eso sí, parece que cada religioso posee una hipótesis propia de la idea de Dios lo que imposibilita una definición homogénea y, dicho sea de paso, un abordamiento científico y racionalista de la cuestión. En otras palabras, el objeto de estudio de las religiones no puede ser percibido a través de los sentidos: lo que ha dado definiciones muy diversas de aquello que muchos llaman Dios. Al final, todo se reduce a aquellas famosas palabras de Mauthner: "Las palabras son dioses; pues los dioses no son más que palabras", y como tales, pueden darse tantas interpretaciones de lo sobrenatural como relaciones sintagmáticas se puedan formar. Es aquí donde muchos partidarios se empeñan en abordar el tema asegurando que si bien es verdad que no tenemos pruebas de la existencia de Dios, la negación es igual de válida para la idea contraria, es decir, tampoco tenemos pruebas de su inexistencia. ¡Acabaramos! Pero es que los que tienen que demostrar su existencia son los que afirman que existe, ya que para los ateos no hay nada que demostrar. Todas las dudas que los ateos plantean no surgen espontáneamente, sino de las afirmaciones impuestas por los religiosos, nunca al revés, es importante subrayarlo. Unas y otras quedaron recogidas en el siglo XVIII en la llamada Biblia atea del Barón d'Holbach: "Si es infinitamente bueno, ¿qué razón tendríamos para temerlo? Si es infinitamente sabio, ¿por qué inquietarnos por nuestra suerte? Si lo sabe todo, ¿por qué advertirle de nuestras necesidades y fatigarlo con nuestras plegarias? Si está por todas partes, ¿por qué levantar templos? Si es el señor de todo, ¿por qué hacerle sacrificios y ofrendas? Si es justo, ¿cómo creer que castiga a las criaturas que ha colmado de debilidades? Si la gracia lo hace todo por ellas, ¿qué necesidad tendría él de recompensarlas? Si es todopoderoso, ¿cómo ofenderlo, cómo resistirse a él? Si es razonable, ¿cómo montaría en cólera contra los ciegos, a los que ha dejado la libertad de ser irrazonables? Si es inmutable, ¿con qué derecho pretenderíamos nosotros cambiar sus decretos? Si es inconcebible, ¿por qué ocuparnos de él? Si ha hablado, ¿por qué no está convencido el universo? Si el conocimiento de un Dios es el más necesario, ¿por qué no es también el más evidente y el más claro?". Toda prédica cristiana exige de una respuesta a cada una de las cuestiones arriba señaladas, es lo mínimo exigible cuando se intenta convencer a un interlocutor de la posibilidad de lo imposible...

JESUCRISTO
 
Por muy buen tipo que fuera Jesús, no me encuentro entre los que creen que es el mejor de cuantos hayan existido. Admito que el defecto es mío, no de Jesús. Generalmente, la inteligencia supone uno de los requisitos esenciales para que alguien se lleve mi admiración. El Nazareno no predica la inteligencia, sino la subversión al Estado. Son muchos los pensadores que han encontrado similitudes entre el Cristianismo y el marxismo, Leslie Stevenson es uno de ellos. Escribe Stevenson: "Tenemos aquí dos sistemas de creencia cuyo alcance es total. Ambos, cristianos y marxistas, afirman poseer la verdad esencial acerca de la totalidad de la vida humana; sostienen algo acerca de la naturaleza de todos los hombres, en todo tiempo y lugar. Y estas concepciones del mundo no sólo exigen consentimiento, sino también acción; si uno realmente cree en una de esas teorías, debe aceptar que tiene implicaciones para su propia forma de vida", y prosigue Stevenson "observemos que para cada uno de estos sistemas de creencia existe una organización humana que exige la obediencia de los creyentes y mantiene una cierta autoridad tanto en la doctrina como en la práctica".

Además, creo que el Cristianismo debe más a pensadores como Platón o Zenón de Citio que al propio Cristo. Habría que distinguir al Jesús histórico del Jesús legendario o mítico. El Jesús histórico, según los Evangelios sinópticos, tiene más de zelota mesiánico que de pacifista oriental -tal y como la obstinada cultura occidental sostiene-; el Jesús legendario, según el Evangelio de Marcos y el testimonio de San Pablo, choca directamente con la Razón y con lo poco que sabemos del Jesús histórico. Estos últimos hacen del secreto mesiánico el centro de todas sus justificaciones teológicas. Los secretos, per se, no justifican nada, lo hacen los argumentos.

LA INMORTALIDAD DEL ALMA
 
¿Somos realmente inmortales? Afirmar que el alma es inmortal equivale a matar a la muerte convirtiéndola en simple tránsito. Este asesinato se justifica desde el punto de vista humano, no del divino. Tememos a la muerte porque sabemos todo lo que implica vivir, se trata de algo demasiado valioso como para que pueda desaparecer del todo... Miguel de Unamuno es quizá el mejor representante de este temor humano a la desaparición absoluta del Yo, en su obra Del sentimiento trágico de la vida escribió: "Porque para mí, el hacerme otro, rompiendo la unidad y la continuidad de mi vida, es dejar de ser el que soy; es decir, es sencillamente dejar de ser. Y esto no; ¡todo antes que esto!". En efecto, este sentimiento agónico del escritor lo sufrimos todos en mayor o menor medida.

Por otra parte, hay quien ha querido ver ante semejante invención escatológica el miedo a no contar para los otros, para nuestros semejantes, que al fin y al cabo son los que nos hacen específicamente humanos, en palabras de Fernando Savater: "La sociedad humana no sólo es cooperativa como cualquier otra de las agrupaciones zoológicas (remotamente) similares sino también coloquial: cada uno de nosotros crece alimentado por las aportaciones simbólicas que recibimos de los demás y por el reconocimiento que ellos tributan a nuestra integración en la común humanidad".

¿Qué se gana matando a la muerte? La tranquilidad que produce el descreimiento de una muerte injustificadamente propia. El tema está por estudiar, como dijo el gran Elias Canetti: "Tampoco se ha meditado a fondo sobre las consecuencias racionales de un mundo sin muerte".

sábado, 16 de julio de 2011

Un libro, otro libro

En el cuento El libro de Arena, Borges escribe sobre un libro que es todos los libros. Supongo que en el caso de Psicología del hombre canario se puede hablar de un libro que, de forma no pretendida, es otro libro.

Manuel Alemán fue un escritor grancanario licenciado en Filosofía y Psicología, doctor en Teología y profesor universitario que entre muchas obras dejó una en concreto titulada Psicología del hombre canario (Ed. Instituto Psicosocial Manuel Alemán, 2006).

En ella, el autor defiende la tesis de que los canarios poseen una identidad que está por descubrir y culpa a Castilla y a su afán de expansión colonialista y europeísta de dicho desconocimiento. La obra trata de psicoanalizar a los canarios a la luz de hechos históricos siempre desde la perspectiva dialéctica del dominador-dominado, en esto recuerda a Foucault.

Ya desde el comienzo, Alemán nos advierte que el sentimiento canario carece de racionalidad, se trata, según él, de un factor puramente emocional sin el cual la identidad canaria, lo que denomina la "canariedad", se encontraría imposibilitada para un correcto desvelamiento ulterior: "sin sentimiento de canariedad no existe identidad canaria" (p.44).

Lo primero que llama la atención de su lectura es la carencia absoluta de bibliografía, es como si el escritor escribiera sobre todos los canarios tan sólo imaginándose la totalidad de identidades que conforman el Archipiélago. Por ejemplo, sin basar sus "razonamientos" en hechos contrastados afirma que el canario ha sufrido la suplantación de un "yo" propio por medio de la colonización ¿Cómo sabe esto el autor? ¿Cómo se mide el "yo"?

En otro pasaje habla del guanche del que leemos lo siguiente: "era un hombre en sentido pleno y los gestos, los símbolos, las palabras, todo lo que habitaba el mundo del canario tenía un "sentido", un "significado" humano, real, profundo" (p.121) ¿Cómo puede alguien no ser real? Precisamente dado que los indígenas eran reales los colonizadores hicieron lo que hicieron en el Siglo XV.

En otro lugar, el profesor trata la importancia del paisaje en la modelación de la identidad canaria. Según él, el mar nos proporciona un lugar cósmico: "El mar sitió a las islas enmarcándoles su entorno y es, a la vez, frontera de separación y brazo de cercanía del Archipiélago en su referencia espacial con el Universo cósmico" (p.51).

No dudo de las bondades de Manuel Alemán, el libro está escrito con el tono de quien se sabe fuerte y pretende proteger al débil. Sin embargo, no creo en el mensaje de su obra porque no hay ni una sola prueba que demuestre su tesis. Si lo que ocurrió hace quinientos años aún perdura en el imaginario colectivo, los castellanos son víctimas de fenicios, griegos, cartagineses o romanos; y así, circularmente, todos somos víctimas de todos y responsables de nada.

El ensayo fue publicado entre 1980 y 1985. Quien quiera leer psicología que no busque entre sus páginas porque sólo hallará metafísica. Promueve en ellas el autor una terapia colectiva, algo tan difícil de lograr como imposible de imaginar.

sábado, 21 de mayo de 2011

Peligros del 15-M


En esencia, estoy con algunas de las reivindicaciones de los manifestantes del 15-M. Algunas peticiones parecen razonables y son imprescindibles para el funcionamiento de cualquier democracia que se precie; pero me temo que otras de ellas no lo son tanto.

Al contrario que el rezo de algunas pancartas donde se dice que no se tiene miedo a nada; yo por mi parte sí temo algunas consecuencias que puedan salir de este 15-M. Por ejemplo, acabo de entrar en la página web de una de las librerías más famosas de Madrid (y puede que de España) y he visto que tienen una sección para "indignados". En dicha sección hay libros de autores como Paulo Freire, adalid de una oleada pedagógica que promueve un sistema educativo para "desposeídos" y "pobres" del Brasil. Este pedagogo apuesta por una educación asilvestrada donde se iguala la ocurrencia de cualquier neófito a la mismísima teoría de la relatividad de Albert Einstein. Como si Albert Einstein hubiera creado de la nada su teoría sin conocer antes las postulaciones de Newton.

Una de las consecuencias más nefastas del famoso Mayo del 68 es la LOGSE, la LOE y la llamada Escuela comprensiva. Si este 15-M va a suponer una vuelta de tuerca más al ya desgastado idealismo español para idealizar todavía más si cabe temas tan serios como la educación, la propiedad privada, el funcionamiento de la Democracia o el sistema laboral español; conmigo que no cuenten.

El pasado viernes tuve una reunión de cuatro horas con mis coodinadores en un Centro del Profesorado. Yo no soy profesor, pero trabajo como becario junto a ellos. Por supuesto, no hay que tener una oposición para caer en la cuenta de que nuestros chicos de 14 o 15 años son incapaces de comprender un texto corto y sencillo; y ya no hablemos de hilvanar palabras formando un escrito propio. Pues bien, casi toda la reunión que tuvimos giró en torno a la preocupación que dan los profesores que optan por enseñar en lugar de divertir. Se quejaban en su mayoría de que no se motiva lo suficiente a los educandos. Ahora resulta que el profesor es un "animador sociocultural" y los colegios son "campamentos" de motivación perpetua.

Es de persona madura comprender que en la vida hay que actuar se esté o no motivado, y quien no sea capaz de asumir esta verdad estará optando por la irresponsabilidad ¿Qué se pretende enseñar a un niño cuando se le dice que haga las cosas sólo si se encuentra motivado? Que asuma responsabilidades según se levante ese día o eximirlo de su único deber fuera del hogar: estudiar. La motivación debe surgir del niño impelido por un sano afán de superación personal. "¡Sólo lo difícil me motiva!" decía Platón, y no le faltaba razón.

Otra cuestión preocupante de este 15-M es que Rubalcaba ha evitado que la policía hiciera cumplir la orden dictaminada por la Junta Electoral ¡Ojo! No digo que los manifestantes estén actuando mal, digo que la ley está para cumplirla y que un Ministro ha impedido que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado lleven a cabo una orden. Me sorprende que nadie se asuste ante este hecho tan antidemocrático. Si la ley se cumple según las apetencias de un Ministro o un Presidente ¿Hay alguien fuera de peligro? Además, yo era de los que pensaba que democracia había, perfectible, pero la había al fin y al cabo; después de esto admito que tengo mis dudas.

Espero y deseo que todo lo que salga de esta manifestación multitudinaria sea bueno; pero sobre todo que el resultado responda a lo que es "humanamente razonable", por utilizar las palabras de José Sánchez Tortosa.

Feliz jornada de reflexión para todos. Nos vemos el domingo en las urnas.

lunes, 9 de mayo de 2011

Brevedades

Informativos Telecinco, el único noticiario que informa sobre lo que ocurre en Youtube...

viernes, 6 de mayo de 2011

Sólo nos queda UPYD

El Poder Ejecutivo elige a magistrados del Poder judicial. A nosotros sólo nos queda elegir a UPYD.

Seis magistrados del Tribunal Constitucional elegidos por el Partido Socialista Obrero Español han legalizado a Bildu, partido proetarra, que entre otros privilegios tendrá acceso al censo de la población vasca y a manejar 225.000.000 de € de los Ayuntamientos. A las víctimas del terrorismo sólo les queda UPYD.

La competencia de la Educación española está en manos de las Comunidades Autónomas, éstas educan a nuestros hijos en el Nacionalismo. A los no nacionalistas, sólo les queda UPYD.

El sistema electoral español no es representativo. Un voto destinado al PSOE, al PP o a los nacionalistas vale más que un voto destinado a cualquier otro partido. A los demás partidos, sólo les queda UPYD.

El paro en España llega a los 5.000.000 de parados. A los desempleados sólo les queda UPYD.

En España una pequeña empresa se rige por las mismas leyes que una gran empresa. A los pequeños empresarios sólo les queda UPYD.

Un ciudadano hipotecado entrega las llaves de su casa al Banco y, además, tiene que terminar de pagar la deuda que supuestamente le debe. A los endeudados sin posesiones sólo les queda UPYD.

El Gobierno de España ha utilizado a la policía para avisar a etarras de que ellos mismos iban para allá a deternerlos. A las diversas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sólo les queda UPYD.

Tanto el Partido Popular como el Partido Socialista Obrero Español tienen a imputados en sus listas electorales. A los honrados sólo les queda UPYD.

A todos y cada uno de los ciudadanos que sufrimos estas injusticias y que sentimos como nuestras otras, sólo nos queda UPYD...

jueves, 5 de mayo de 2011

Sobre la Educación actual

Quisiera hablar de un libro que tan sólo por la valentía que encierra merece un puesto de honor en cualquier canon de lecturas imprescindibles. El libro en cuestión es Repensar la Educación de Inger Enkvist (Ed. Internacionales Universitarias).

La autora realiza un pormenorizado análisis de la situación actual de la educación europea y española explicando paso a paso por qué estamos como estamos. En esencia, para Enkvist la culpa la tiene un grupo que ella denomina, no sin cierto tono despectivo, como pedagogistas.

Los pedagogistas son un grupo de especialistas en teorías de la educación científicamente no comprobadas -cosa que enfada a la catedrática y con razón-. Se trata de un gremio que tras haber leído a Piaget y a algún que otro autor como Foucault o Rousseau nos aseguran que el niño aprende jugando. Enkvist nos dice que de eso nada, que estudiar y aprender, que adquirir conocimientos requiere de esfuerzo y de una sistematización que está muy, pero que muy lejos de lo que los pedagogistas nos dicen.

La nueva pedagogía convierte al profesor en un "guía en la distancia" y afirma que el niño es su propio maestro, él mismo se marca las pautas de aprendizaje y elabora un nuevo conocimiento que algunos autores actuales como Ken Robinson denominan creatividad. Enkvist denuncia esta locura y nos dice que las escuelas nunca debieron abandonar el modelo que tenía los contenidos como centro de su programa, que en definitiva es lo que define a un colegio como colegio. La meta de todo centro educativo, nos dice la escritora, es formar adultos responsables y maduros que entren en la sociedad democrática con los recursos adecuados para poder encauzar su vida y esto sólo lo proporciona la educación sistemática y el estudio serio. Mientras que los contenidos (la literatura, la historia, el arte, etc.) pone a los niños de cara al mundo en el que viven; la nueva pedagogía los pone mirándose hacia sí mismos y hacia su circunstancia (ya sea económica, social, étnica, etc.), lo que explica el gran egoísmo de la juventud de hoy:

"Para realizar bien una tarea intelectual, se necesita disponer de conocimientos debidamente jerarquizados y sólidamente aprendidos. Si el alumno proviene de un ambiente cultural pobre, tendrá un marco cognitivo estrecho, caracterizado por un lenguaje pobre e ideas no fundadadas en verdaderos conocimientos. Para aprender más, el alumno necesita conocimientos del mundo, concentración y voluntad de aprender. En suma, no centrarse en su propia persona sino interesarse por el mundo."

Denuncia la concepción que los pedagogistas tienen de la escuela:

"Han decidido que la escuela debe convertirse en el lugar en el que se resuelve de una vez para siempre el problema de la desigualdad entre individuos. Con ese fin, diseñan programas sobre "valores", definidos desde la igualdad entre las clases sociales, las etnias, las culturas, las religiones, los sexos y las orientaciones sexuales. Se concentran en crear "ambientes pedagógicos" en lugar de transmitir contenidos y controlar que éstos hayan sido realmente asimilados."

Creo que todos los que tenemos contacto con la educación sabemos que lo que dice la autora es totalmente cierto. Por increíble que parezca los colegios se han convertido en grandes guarderías en las que los profesores luchan día tras día contra la desidia y la desmotivación, porque los colegios han decidido adaptarse al niño y no que éste se adapte al Centro. El resultado lo vemos ya: chicos sin motivación, sin conocimientos y bastante vagos.

En mi corta experiencia he podido observar que a los niños de hoy no les gusta esforzarse, yo pregunto ¿A quién sí? Pensar que esto se soluciona con nuevos métodos es una soberana tontería porque la falta de voluntad sólo se soluciona con voluntad, con la insistencia en el trabajo diario y con tesón.

Con respecto a lo de las nuevas metodologías, puedo decir que he llevado a varios grupos de estudiantes a un aula con ordenadores para trabajar y que jamás me han apartado para poder descubrir "las magníficas posibilidades de la educación interactiva". Más bien todo lo contrario, han querido apartarme para abrir Tuenti o Facebook y ante cualquier increpación por parte del profesor se han mostrado totalmente desilusionados. Y es que no hay que olvidar que los niños son niños, por lo que si se les brinda la posibilidad de jugar junto con la de estudiar, optarán siempre por el divertimento. En palabras de Enkvist "Se está cometiendo el mismo error en los países desarrollados que en los menos desarrollados, cuando piensan que la educación falla por falta de dinero para comprar ordenadores. Lo que falta es el esfuerzo intenso y sistemático".

Cuando nos centramos tanto en los aspectos contextuales de los chicos diluimos las responsabilidades que ellos mismos tienen para consigo victimizándolos. Es importante saber de qué contexto proviene cada cual, pero es más importante enseñarles que el contexto no lo es todo y que la decisión última de mejorar siempre está y estará en sus manos.

George Bernard Shaw, uno de mis escritores favoritos, respondió al ser preguntado sobre su experiencia educativa de infancia: "Mi educación fue interrumpida por mi formación escolar". Es probable que Shaw pretendiera desprestigiar la formación escolar a favor de una educación libre y sin esfuerzo; pero la verdad es que gracias a esa formación Shaw llegó a ser el gran escritor que fue. Tras aprehender los conocimientos que adquirió en la escuela sistemática Shaw innovó -fue creativo-; ello no hubiera sido posible sin una educación previa, sin unos conocimientos y una cultura que le valieron de soporte para crear cosas nuevas.

Según cuenta Enkvist, en Inglaterra ya están echando de las Instituciones a los pedagogistas y desechando la escuela comprensiva. En España ¿Necesitamos más pruebas de que sus métodos no sirven?

jueves, 21 de abril de 2011

Optimistas sin fronteras


Poca gente lo sabe, pero en realidad debemos de manera indirecta la palabra "optimismo" al filósofo Leibniz. Leibniz postuló en su obra Teodicea que este es el mejor de los mundos posibles; lo que propició, como era de esperar, todo un alud de críticas mordaces. Quizá fue Voltaire quien encarnó a su más famoso crítico al escribir un cuento sobre el terremoto de Lisboa de 1755, Cándido o el Optimismo lo tituló. En dicha obrita, Voltaire define el optimismo como "el empeñarse rabiosamente en sostener que todo está bien cuando todo está mal". Así, el autor francés hace uso de un claro tono pesimista para instruirnos en el absurdo de la vida.

La verdad es que Leibniz no era optimista, era como mucho un idealista acendrado. El optimista sabe que éste no es el mejor de los mundos posibles, pero comprende que podría llegar a serlo y actúa en consecuencia; lo que significa que sólo se es optimista en la acción, nunca en la contemplación. En este sentido, lo peor de los pesimistas es que la mayoría de las veces su inacción responde a temores infundados, fruto ésta de una procelosa imaginación.

El crítico de arte John Berger, en su magnífico ensayo Modos de ver, nos dice que la forma en que vemos las cosas afecta directamente a la manera en que las interpretamos. Ser pesimista u optimista no es más que la postura desde la que nos situamos a la hora de enfrentarnos a un obstáculo. Por eso, el psicólogo y escritor Martin E. P. Seligman define el optimismo como "interpretar las dificultades y el fracaso mismo como señal de que hay que esforzarse más"; mientras que el pesimismo equivale a "tirar la toalla ante dificultades vencibles".

Por otro lado, es indudable que en algunos ámbitos el pesimismo ha generado grandes cosas, pensemos en el spleen de Baudelaire o en las novelas de Kafka para la literatura; o en El mundo como voluntad de Schopenhauer y en las obras de Sartre para la filosofía. Pero una cosa es el plano simbólico y otra muy distinta el plano fáctico. Yo puedo disfrutar como un niño leyendo a Sartre que, sin embargo, sufriría terriblemente si decidiera vivir bajo sus máximas...

Es cierto que a veces las situaciones son tan negras que cuesta ver el lado positivo. El ejemplo perfecto lo tenemos en la política española que, a excepción de dos o tres estómagos agradecidos, tiene a la mayoría de la gente muy descontenta con el nivel y el trabajo de los parlamentarios. Pero para eso está la ciudadanía y los movimientos cívicos: para promover el cambio. Alguien dijo en cierta ocasión que "vivir es tener objetivos y convivir compartirlos". Pues eso, a compartir se ha dicho.

jueves, 7 de abril de 2011

Un error común


Según Fritz Perls, padre de la terapia gestáltica, el gran problema que tiene la mayoría de la gente es que no es ella misma. Así, nos deshacemos de partes importantes de nuestra personalidad con tal de agradar o permitir demasiado a otros, e incluso por escapar de nosotros mismos. Lo que sea con tal de que otro asuma mi responsabilidad, con tal de que nos dejen tranquilos no vaya a ser que nos pase algo desagradable o nos echen del trabajo, se rían de nosotros, etc., etc... La teoría de Perls es sencillísima y, por sencilla, abrumadora. Perls distingue entre obligación y responsabilidad, la obligación nos la imponen desde fuera; la responsabilidad surge desde dentro, es algo a lo que nos enfrentamos porque o lo hacemos nosotros o no lo hace nadie; pero ¿qué relación existe entre crecer como persona y asumir responsabilidades? Sencillo, asumiendo responsabilidades nos descubrimos, nos percatamos de nuestras limitaciones, de nuestros gustos o disgustos, y en ese proceso avanzamos. Es en este sentido donde la Educación cobra especial relevancia. La Educación tiene que ser el marco donde uno se descubre a sí mismo por medio del esfuerzo y de la autonomía, no vale el "me suspendieron" o "me aprobaron", sólo hay cabida para el "suspendí" o "aprobé", la diferencia es eminentemente semántica, pero también psicosomática.

En este contexto, el error aparece como uno de los elementos esenciales de todo sistema educativo que se precie. El error es a la educación lo que las caídas a montar en bici, o en otras palabras: quien no se equivoca nunca, pocas veces acierta.

En España, los empresarios que han pedido un crédito para abrir una empresa y se han arruinado tienen que cerrarla, devolver el crédito al banco, y además, pagar la deuda íntegra o les será imposible obtener otro permiso para volver a intentarlo. Este modelo que sufrimos, tanto en el ámbito educacional como en el estatal, se basa en la extralimitación del marco; así, paternalistamente, el Estado pasa de árbitro a actante en un intento por evitarnos el daño que supone crecer. En palabras de Perls "aprender es descubrir que algo es posible" y ese descubrimiento debe ser personal e intransferible, pero sobre todo posible.

Quizá esta visión negativa de la equivocación en las escuelas estribe en que se confunde el error con el error pertinaz y es que no es verdad que sea malo cometer errores, lo malo es no aprender de ellos. Por decirlo con las palabras de Montaigne: "Nadie está libre de decir necedades. Lo malo es decirlas con esmero".

martes, 29 de marzo de 2011

Maquiavelo, Camus y Rubalcaba


Nicolás Maquiavelo (1469-1527), por su obra El Príncipe, es considerado uno de los padres de la Modernidad. No hay político contemporáneo que no haya leído su obrita, ni persona de oscuras intenciones que ignore su figura. A Maquiavelo le debemos la separación moral-política, la enseñanza de que los soberanos deben, a pesar de todo y de todos, establecerse en el poder, conservarlo, y lo que es peor, planta en Europa la semilla de que en política el fin siempre justifica los medios.

No se vaya a pensar con esto el lector que el florentino invita a cabrear a los súbditos, nada más lejos de la realidad, Maquiavelo da las claves para manejar todos y cada uno de los resortes del poder en aras de permanecer en él. El Príncipe es un tratado digno de ser leído, es más, dudo que exista sobre la tierra un sólo mandatario que no lo haya hecho ya. Pues bien, hoy me entero de que el Vicepresidente del Gobierno Pérez Rubalcaba presume frente a la televisión de avisar a terroristas (ETA) refiriéndose al chivatazo del famoso Caso Faisán, pero ¿cuál es su excusa? Pues que el fin justifica los medios, ni más, ni menos:


De todos modos no nos alarmemos porque así como la historia nos maldijo con la obra de Maquiavelo, nos bendijo también con la de Albert Camus. Fue Camus el que dirá mucho tiempo después que "En política son los medios los que deben justificar el fin", es decir, que abogará por la unión ética-política que tan necesaria nos resulta hoy, además, tengo entendido que existe un partido nuevo que ya está en ello. Seamos positivos, más pronto que tarde se hará justicia. Sólo hay una cosa que me inquieta en todo este asunto, el fragmento de un párrafo de Maquiavelo que parece escrito para Rubalcaba:

"Los hombres en general juzgan más por los ojos que por las manos; porque el ver pertenece a todos, y el tocar a pocos. Todos ven lo que pareces, pero pocos comprenden lo que eres" (El Príncipe, XVIII, 5)

jueves, 24 de febrero de 2011

Feliz viaje, amigo


Según Montaigne, en el Capítulo XXVIII de su Libro Primero, "lo que llamamos generalmente amigos y amistades, no son sino relaciones y conocimientos entablados por alguna casualidad o conveniencia, mediante la cual enlázanse nuestras almas.", y aunque es una definición algo fría, no le faltaba razón.

En la vida existen dos tipos de familia: la familia de acogida y la familia escogida. La primera, la de acogida, está contituida por el conjunto de familiares que vemos nada más nacer: nos educan, nos crian, nos protegen o sobreprotegen, y eventualmente nos quieren; la segunda, la familia escogida, está constituida por aquellas personas que elegimos como familia, que entendemos como allegados, personajes indefectibles de nuestra historia profunda, sin los cuales, ésta sería imposible.

Hoy me entero de que mi mejor amigo se marcha para, a modo de Ulises, encontrar un lugar en el que poder establecerse. Uno no valora a las personas importantes hasta que prevé su ausencia, es justo en ese momento en el que sientes que algo te falta: una conversación superflua de lo más interesante, un debate profundo de lo más vanal, escuchar problemas (parte fundamental de todo proceso amistoso), celebrar alegrías (parte más fundamental si cabe), recordar momentos que desearías olvidar, como aquella vez en la que aquel sacerdote jesuita de ojos extraviados se empeñó en hacer preguntas sólo a uno de los dos, pero claro ¿A cuál de los dos? Estábamos sentados juntos en la mesa, ninguno de sus ojos miraba en nuestra dirección y el pobre hombre esperaba una respuesta...

Sólo espero que esta no sea una despedida completa, sino parcial. Aquello que te escribía en las postales de cumpleaños, aquel latiguillo con el que acababa todos mis buenos deseos, aquel "y que yo lo vea", siempre pecó más de promesa que de amenaza.

Gracias por todos estos años de amistad, te deseo la mejor suerte del mundo y que tengas un feliz viaje, amigo.

viernes, 18 de febrero de 2011

Battlestar Galáctica (2003)

Battlestar Galáctica no es una serie cualquiera, suelo recomendarla porque es una suerte de serie teológico-filosófica con pinceladas míticas y con una trama que recuerda muchísimo a la triste historia humana.

El argumento es sencillo y repetido: los humanos crean una raza de robots llamada cylons. Los cylons, cansados de vivir bajo el yugo del padre deciden independizarse, pero les falta algo... ¡Ah sí! Matar al creador para que el hijo pueda ser Hijo, es decir, criatura plena. Hasta aquí pensamos en Nietzsche y en Freud; pero la cosa se complica: resulta que la Humanidad es politeísta y la nueva raza de robots monoteísta, tema que aparecerá como telón de fondo durante toda la serie. Así que las máquinas se cuelan en el sistema de seguridad del Ministerio de Defensa y vuelan los diversos planetas ocupados por las Doce Colonias de Kobol activando la explosión de miles de bombas atómicas, el resultado es una flota de naves comandadas por Galáctica huyendo por el espacio con lo poco que queda de esa civilización, mientras es perseguida por otra bélica civilización.

Mi primera incursión por la literatura sobre la temática del creador que tarde o temprano se enfrenta a su criatura vino de mano de la obra Yo, robot de Isaac Asimov. Se trata de un compendio de narraciones entrelazadas que giran en torno a este mismo tema, sin duda mi preferida es "Razón" donde un humanoide razona sobre su superioridad frente a la del hombre:

-Fíjate en ti- dijo finalmente-. No lo digo con espíritu de desprecio, pero fíjate bien.
El material del que estás hecho es blando y flojo, carece de resistencia, y su energía depende de la oxidación ineficiente del material orgánico... como esto -añadió señalando con un gesto de reprobación los restos del sándwich de Donovan-. Entráis periódicamente en coma, y la menor variación de temperatura, presión atmosférica, la humedad o la intensidad de radiación afecta a vuestra eficiencia. Sois alterables.
>>Yo, por el contrario, soy un producto acabado.

Este mismo escrito daría pie, años después, a la aparición de un anuncio de BMW, la famosa firma automovilística:



Después vendrían muchas más lecturas, desde el mito de Pigmalión, pasando por la obra Pigmalión de Bernard Shaw, la enigmática El Golem (Der Golem) de Gustav Meyrink, o la "nivola" Niebla de Unamuno, donde su protagonista, Augusto Pérez, decide enfrentarse al escritor vasco, su creador, para pedirle explicaciones. Más adelante aprendería junto a Bertrand Russell que todo creador exige de otro y así ad infinitum, idea clave para interpretar Galáctica.

También en el cine se ha tratado esta temática, clásico es el monólogo de Roy en la película Blade Runner dirigida por Ridley Scott:

Battlestar Galáctica (2003) trata sobre nosotros, sobre el racismo, sobre Presidentes inútiles, sobre el honor y su defensa, sobre los valores en tiempos difíciles, sobre la tensión que implica el liderazgo... Tengo para mí que el tema central de la serie rebasa toda ciencia ficción. Al final uno tiene la impresión de que la Humanidad huye de sí misma, de que los peores enemigos de los tripulantes del Galáctica no son los cylons, sino las malas decisiones del pasado que siempre vuelven. Mi recomendación queda ahí, la serie no defrauda.

miércoles, 19 de enero de 2011

El Senado de Babel


Soy un gran fan de series modernas que sinceramente me atraen por su carácter culturalista, además, por cuestiones que se me escapan el cine de hoy carece de sentido artístico y adolece de cierto exceso efectista que para nuestra desgracia se traduce en pérdida de calidad.

De todas las series que he visto me quedo con dos a las que guardo especial cariño: una de ellas, la primera, es Battlestar Galáctica (2003), a la que en breve dedicaré una entrada; la otra, la segunda, sobre la que quiero hablar, es Lost, la archiconocida serie que trata sobre un variopinto y extraño grupo de extraviados.

En Lost aparece brevemente un personaje de origen japonés llamado Dogen, que lleva siempre consigo a un subordinado que se encarga de traducirlo del japonés al inglés. En cierta ocasión, uno de los protagonistas sospecha que el asiático habla su idioma y le pregunta sobre el porqué de su rechazo, Dogen responde que no le gusta el sabor del inglés en su boca... supongo que algo similar sienten nuestros parlamentarios cuando en el Senado se niegan a utilizar el español optando por hablar gallego, catalán o vasco y requieren de intérpretes que se dedican a traducir a españoles para españoles. Todos conocen el idioma común, pero prefieren no usarlo.

El filósofo Mauthner hablaba en su Contribuciones a una crítica del lenguaje de lenguaje individual, un extraño concepto que en un momento dado identifica con las costumbres individuales de cada hablante. Años después, Ludwig Wittgenstein se atrevió a refutar esta idea recalcando el carácter comunitario o público del lenguaje y es que siempre que se habla se habla para alguien, incluso cuando se habla sólo. Algo muy similar sostiene Umberto Eco en su ensayo Sobre literatura donde defiende que toda obra literaria responde a las exigencias de un lector más o menos idealizado de antemano por el autor. Por lo tanto, ¿lenguaje para comunicar o lenguaje para incomunicar? Nuestros parlamentarios lo tienen muy claro por desgracia y su desacierto cuesta a todos los españoles 14.000 € por sesión.

Uno no puede dejar de pensar en aquel episodio bíblico del Antiguo Testamento donde Dios hacía uso del idioma para separar y condenar a los hombres a la incomunicación, ni dejar de preguntarse ¿Se tratará de la misma estrategia?