No a la Ley Sinde

sábado, 24 de julio de 2010

Platón o cómo adelantarse a todo y a todos



Fue el pensador inglés Alfred Whitehead quien afirmó que toda la filosofía occidental no era más que una serie de anotaciones a pie de página de la filosofía de Platón... y no se equivocaba.

Cuando uno lee los pensamientos de Platón a través de sus obras lo primero que le aborda es la sensación de estar ante una especie de Elegido o visionario y es que en sus escritos encontramos esbozos de temas como la igualdad (en La República ya distingue entre capacidad y sexo), la distinción entre cuerpo y alma (en Fedón tenemos una idea que nos marcará para siempre como civilización, la idea de que el cuerpo es óbice para el alma), el papel de los mitos religiosos en la educación, etc.

Y es que no hay que olvidar que Platón es el gran ideólogo del sistema filosófico conocido como Idealismo, ese sistema que nos dice que la realidad no es tal sino imagen de un mundo verdadero y perfecto del que ésta participa. Es curioso cómo el Idealismo platónico ha calado tan hondo en la literatura Occidental y tan poco en España, yo tenía un profesor que solía bromear afirmando que la literatura española no es literatura sino periodismo (dado el carácter realista de la misma) y en cierto grado tenía razón. Y es que donde más ha calado Platón es en nuestra visión amorosa, tan sólo hay que echar un vistazo a las teleseries para percatarse de ello (aunque yo siempre he pensado que tengo motivos para idealizar a mi novia, pero en fin).

Es apropiado subrayar que la más inquietante de las afirmaciones platónicas es esa que versa sobre el aprendizaje humano, aquella que dice que aprender es, en realidad, recordar. A ésta y muchas otras cuestiones platónicas responde la película Matrix (remedo de "El mito de la Caverna") que según lo veo, es la película que mejor refleja el significado de todo lo expuesto. En fin, recuerdo que cuando acabé de leer los Diálogos de Platón me vino a la mente una inquietud, la de haber leído al primer autor de una larga y pesada tradición que podía perfectamente ser también el último...




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