No a la Ley Sinde

viernes, 18 de febrero de 2011

Battlestar Galáctica (2003)

Battlestar Galáctica no es una serie cualquiera, suelo recomendarla porque es una suerte de serie teológico-filosófica con pinceladas míticas y con una trama que recuerda muchísimo a la triste historia humana.

El argumento es sencillo y repetido: los humanos crean una raza de robots llamada cylons. Los cylons, cansados de vivir bajo el yugo del padre deciden independizarse, pero les falta algo... ¡Ah sí! Matar al creador para que el hijo pueda ser Hijo, es decir, criatura plena. Hasta aquí pensamos en Nietzsche y en Freud; pero la cosa se complica: resulta que la Humanidad es politeísta y la nueva raza de robots monoteísta, tema que aparecerá como telón de fondo durante toda la serie. Así que las máquinas se cuelan en el sistema de seguridad del Ministerio de Defensa y vuelan los diversos planetas ocupados por las Doce Colonias de Kobol activando la explosión de miles de bombas atómicas, el resultado es una flota de naves comandadas por Galáctica huyendo por el espacio con lo poco que queda de esa civilización, mientras es perseguida por otra bélica civilización.

Mi primera incursión por la literatura sobre la temática del creador que tarde o temprano se enfrenta a su criatura vino de mano de la obra Yo, robot de Isaac Asimov. Se trata de un compendio de narraciones entrelazadas que giran en torno a este mismo tema, sin duda mi preferida es "Razón" donde un humanoide razona sobre su superioridad frente a la del hombre:

-Fíjate en ti- dijo finalmente-. No lo digo con espíritu de desprecio, pero fíjate bien.
El material del que estás hecho es blando y flojo, carece de resistencia, y su energía depende de la oxidación ineficiente del material orgánico... como esto -añadió señalando con un gesto de reprobación los restos del sándwich de Donovan-. Entráis periódicamente en coma, y la menor variación de temperatura, presión atmosférica, la humedad o la intensidad de radiación afecta a vuestra eficiencia. Sois alterables.
>>Yo, por el contrario, soy un producto acabado.

Este mismo escrito daría pie, años después, a la aparición de un anuncio de BMW, la famosa firma automovilística:



Después vendrían muchas más lecturas, desde el mito de Pigmalión, pasando por la obra Pigmalión de Bernard Shaw, la enigmática El Golem (Der Golem) de Gustav Meyrink, o la "nivola" Niebla de Unamuno, donde su protagonista, Augusto Pérez, decide enfrentarse al escritor vasco, su creador, para pedirle explicaciones. Más adelante aprendería junto a Bertrand Russell que todo creador exige de otro y así ad infinitum, idea clave para interpretar Galáctica.

También en el cine se ha tratado esta temática, clásico es el monólogo de Roy en la película Blade Runner dirigida por Ridley Scott:

Battlestar Galáctica (2003) trata sobre nosotros, sobre el racismo, sobre Presidentes inútiles, sobre el honor y su defensa, sobre los valores en tiempos difíciles, sobre la tensión que implica el liderazgo... Tengo para mí que el tema central de la serie rebasa toda ciencia ficción. Al final uno tiene la impresión de que la Humanidad huye de sí misma, de que los peores enemigos de los tripulantes del Galáctica no son los cylons, sino las malas decisiones del pasado que siempre vuelven. Mi recomendación queda ahí, la serie no defrauda.

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