
Me prometí a mí mismo que este blog sería un espacio para lo importante: Literatura, Arte, Vida, Tiempo... pero por fuerza lo político siempre aparece eclipsando cualquier amago de distensión.
Tras un año de paro tuve la fortuna de ser admitido en una beca e ir saliendo al paso, ahora trabajo como becario para un Ayuntamiento que entre otras cosas desconoce el paradero del dinero que nos debe. Supongo que es el precio que hay que pagar por el hecho de vivir en una panfilocracia. Decir que vivimos en una partitocracia es ocultar la verdad porque apenas se perciben diferencias entre los dos "grandes" partidos. Además, la gente como yo -y somos muchos- no nos podemos permitir el lujo de ser ni de izquierdas ni de derechas, somos más bien pobres y los pobres sólo queremos un trabajo para vivir -que no vivir para el trabajo- ¿Es acaso mucho pedir? Eso sí, pobres pero con carrera universitaria porque nuestros padres en un alarde de honradez bien que se encargaron de educarnos como es debido y de decirnos "estudiar abre puertas, estudia hijo mío", quizá les faltó malicia y obviaron hablarnos de la GRAN salida laboral actual: la afiliación a un partido político y a vivir que son tres días.
Ningún movimiento artístico ha hecho tanto mal como el Romanticismo, a su sombra se gestó la creencia de que uno puede ser cualquier cosa con la suficiente inspiración, sin la tediosa necesidad de pasar por la técnica o la formación. Las afirmaciones que pueden servir para la poesía definitivamente no valen para la política. Yo puedo amar mucho un lugar que si no sé ni leer ni escribir difícilmente podré tomar una sola decisión acertada sobre él y mucho menos sobre el futuro de sus ciudadanos.
Llevamos ya más de una semana discutiendo sobre el conflicto generado por los controladores aéreos. El Gobierno decretó el Estado de alarma y militarizó los aeropuertos afectados con la finalidad de recuperar la normalidad. El resultado del decreto ha tenido varias consecuencias: los controladores han vuelto al trabajo, más de cuatrocientos controladores expedientados, penas de hasta 8 años de cárcel para muchos de ellos, la exigencia de más de seis mil millones de Euros al Ministerio de Fomento y a Aena por parte de los afectados, debates encontrados por parte del pueblo, unanimidad en la creencia de que la decisión gubernamental ha sido todo un acierto según todos los políticos. No apruebo las formas llevadas a cabo en esta huelga salvaje, pero escuchar que el problema ya ha sido solucionado me recuerda a la brillante idea que tuvo en su momento el Ex-Presidente Bush para acabar con los incendios forestales talando todos los árboles; o a la última que ha tenido China impidiendo que Xiaobo recogiera el Nobel de la Paz, como si esa minucia pudiera acallar la voz del intelectual o hacer desaparecer la sanguinolenta matanza de Tiananmen...
Si por algo se caracteriza la panfilocracia es por la incoherencia, el político panfilocrático es todo lo incoherente que puede. El Gobierno ha actuado con gran rapidez ante un grupo subversivo que en principio dejó de hacer su trabajo ¿Para cuándo el cese de los políticos que no mueven un dedo, que no están haciendo su trabajo? Todos hacemos lo que se nos fuerza a hacer: los funcionarios trabajan más horas y cobran menos, las familias se ajustan el cinturón, los pequeños empresarios cierran sus empresas y los parados esperan un trabajo que no llega ¿Y los políticos? ¿A qué esperan para dimitir? No trabajan, tampoco abandonan sus puestos y sin embargo siguen cobrando ingentes cantidades de dinero.
Hoy hace un día magnífico, pero me está vedado el aire libre. Tengo que aprovechar el tiempo y seguir estudiando porque es lo único que puedo hacer, tengo que estudiar para tener una ínfima oportunidad mileurista. Dedicaré la tarde a la Ilustración. Siempre preferiré la Ilustración al Romanticismo: ningún pensador como Voltaire, ningún momento como el de 1789, ningún hecho histórico como el de la Toma de la Bastilla.